viernes, 12 de febrero de 2016

LAS DOS HERMANAS (Lourdes)


            Hace muchos años, a las afueras de un pueblo de Toledo, vivía una familia que tenía dos hijas.  El padre trabajaba en el campo y la madre trabaja cosiendo y limpiando las casas a la gente. Las dos hijas, eran tan distintas, que casi entre ellas no se hablaban. Bea, la hija mayor era alta y delgada, muy perezosa, siempre estaba cansada y amargada, no se hablaba con nadie, por eso no tenía amigos. Su rostro parecía de estar siempre enfadada. Laura, la hija pequeña era bajita y gordita, muy alegre y siempre dispuesta a trabajar y ayudar en casa a sus padres y a la gente, era muy simpática y amiga de todos los vecinos del pueblo. Siempre estaba cantando y feliz.
            Un día, Laura le dijo a su hermana Bea que la acompañase hacer unos recados que le había mandado su madre y a comprar medicinas para una vecina del pueblo que estaba enferma y Bea le dijo que eso era aburrido y que quería dormir, que tenía pereza de ir hasta el pueblo.
            Mientras Laura se fue hacer los recados, Bea después de dormir un rato, decidió salir a pasear por el campo y vio a un conejo que estaba atrapado en una red colgado en un árbol y éste le pidió ayuda, pero ella le contesto:
- No sirve de nada perder mi tiempo en ayudarte, ya te han cazado y te van a comer. Y se fue a su casa a seguir durmiendo.
            De vuelta a casa, pasó Laura por aquel campo y vio al conejo atrapado y éste le pidió ayuda y rápidamente Laura fue a su casa, cogió un cuchillo y corto la cuerda, el conejo le dio las gracias.
            Al día siguiente, Laura salió muy temprano con sus padres de casa para ir al pueblo a comprar. Bea, se quedó dormida pero de repente llamaron a la puerta. Se asomó por la ventana y vio a un joven llorando porque se había caído y se había echo un corte en la pierna. El joven la pidió ayuda porque estaba sangrando y le dolía mucho, pero Bea, giro la cabeza y volvió a su cama a dormir, pensando en silencio:
- Que pereza bajar abrir la puerta y que se creen que tengo ganas de ayudar, ¿cómo si a mí me ayudasen los demás? Y volvió a quedarse dormida.
            El joven, se sentó al lado de la casa y lloraba de dolor mientras su pierna sangraba. Entonces, apareció Laura y al ver al joven sangrando se acerco, le ayudo a levantarlo y le paso a su casa, le estuvo curando la herida y le puso un vendaje para que no sangrase. Éste le dio las gracias y le dijo que la acompañase a su casa, Laura al principio dijo que no, pero después acepto.
            Cuando llegaron a la casa del joven, la sorpresa de Laura fue al ver que vivía en un palacio y que era el hijo de los Reyes de Toledo. La reina, tan agradecida estaba de que hubiera ayudado a su hijo, le ofreció como recompensa quedarse a trabajar en el castillo como su dama de honor. Laura llena de alegría acepto y se fue tan feliz a su casa.
            Cuando llego a su casa, se lo contó a sus padres y éstos se pusieron muy alegres  por su hija, por fin iba a tener un trabajo digno, pero faltaba Bea, que había salido a dar una vuelta por el campo. Pasaron las horas, y empezó a llover, había una fuerte tormenta. Bea, comenzó a correr y cayó al suelo, se hizo mucho daño y no podía levantarse. Pasaba por ahí el conejo que no quiso ayudar y ella le pidió ayuda, a lo que el conejo le contesto:
- Recuerda que yo para ti ya estaba muerto, no me ayudaste cuando te necesitaba, ahora yo tampoco te voy ayudar. Y se fue riéndose de allí.
            Bea muy triste empezó a llorar y a gritar, pero nadie la quería ayudar. Laura salio de su casa en busca de su hermana y escucho sus gritos de ayuda. La encontró y la llevó a su casa. Bea, después de curarse la herida, le dio las gracias a su hermana y desde ese día se dio cuenta de que si brindas tu ayuda a los demás, cuando menos te lo esperes también te ayudaran a ti.
            Desde ese día las dos hermanas fueron felices y Bea, se convirtió en una chica más amable y siempre ayudaba a la gente y a los animales si lo necesitaban.

-- FIN --

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