martes, 15 de diciembre de 2015

UNA VELADA DE TERROR (Vera)


Érase una vez un grupo de amigos que fueron a un campamento de verano. En el grupo había dos niños que eran inseparables: Daniel y Marta. Un día la velada del campamento era “Noche de Terror”. Los monitores esa noche aparecieron disfrazados de zombis. Explicaron que había que encontrar pistas y el que las hallara seria el ganador.
Marta y Daniel pensaron que no les iba a dar nada de miedo, pero eso no era cierto, sobretodo Marta que no creía en cosas de esas.

La velada terrorífica era en los alrededores del albergue. Esa noche era muy oscura  solo se veía la luz de la luna menguante, aunque iban con una linterna. Los niños fueron al bosque a buscar la primera pista, tenían que encontrar un crucifijo y dedujeron que estaba enterrado al lado del río. Empezaron a cavar y vieron que había una mano que se movía, fue tan grande el susto que salieron corriendo. Daniel tropezó con la raíz de un árbol y cayó al suelo. Marta fue a ayudar a Daniel  pero una mano se lo impidió  porque le estaban cogiendo del tobillo. Daniel escapo de allí y Marta quedo muerta del miedo, había un zombi frente a ella con el crucifijo. Fue tal el susto que perdió el conocimiento. Cuando Marta despertó vio a Daniel y a los monitores disfrazados de zombis. Le habían gastado una broma y había caído en la trampa como una ingenua.

viernes, 11 de diciembre de 2015

EL HADA PAULITA (MIRIAM)


El hada Paulita
Érase una vez un hada que se llamaba Paulita. Era un hada muy traviesa y juguetona. Era la menor de cuatro hermanas. Un día decidieron irse de excursión al país donde no existían las hadas, aunque sus padres se lo tenían prohibido. Al llegar allí se quedaron impresionadas porque todo era muy grande y bonito, aunque Paulita se asustó un poco. Mientras volaban iban inspeccionando todo lo que encontraban a su alrededor, pero Paulita, que era la más inexperta y todavía no controlaba demasiado bien sus alas, se chocó con una niña. La pequeña se llamaba Laura, y le hizo mucha ilusión ver a cuatro hadas porque creía en ellas, aunque sus padres le decían que no existían. Se las guardó en el bolsillo de su chaqueta y se las llevó  a su casa. Estaba tan ilusionada que después de comer se fue a su habitación a jugar con ellas. Mientras, los padres de Paulita estaban tan preocupados que fueron a buscarlas, pero no las encontraron hasta que al pasar por una casita en mitad del campo escucharon unas risitas traviesas que pertenecían a Paulita. Aunque se lo estaban pasando muy bien, las cuatro se alegraron de  ver a sus padres. Cuando los papás de Laura vieron a las hadas se quedaron con la boca abierta, y más cuando los padres de Paulita les dieron las gracias por haber tratado bien a sus hijitas y prometieron volver a visitarlos. Así es como los padres de Laura creyeron en la existencia de las hadas.



jueves, 10 de diciembre de 2015

EL PELUCHE ( SANDRA)



Resultado de imagen de ositos pelucheÉrase una vez una noche en la que cuatro amigos volvían de una feria. Ganaron un oso de peluche con los ojos muy muy grandes, pero no lo querían, así que se deshicieron de él. Lo tiraron a la basura. Ya era hora de dormir, se fueron a el dormitorio y de pronto apareció el oso sentado en una silla frente a ellos, estaban aterrorizados, así que lo tiraron por la ventana y por casualidad le atropelló un coche. Se dieron la vuelta  y estaba el oso sentado otra vez en la silla, manchado de la grasa del coche. Ellos dijeron que estaba poseído y así era. Llamaron para pedir ayuda y en cuanto se descuidaron ¡el oso no estaba! Alguien llamó a la puerta, ellos creían que era la policía, ya que la habían llamado. El mediano de los cuatro abrió la puerta y no era la policía ¡era el oso! Un vez aterrorizados de verdad, al más pequeño se le ocurrió una brillante idea para deshacerse del oso. Cogió las tijeras, le cortó las patas y las mandó a cuba. El mediano le cortó la cabeza para mandarlo a china. El grande el cuerpo para mandarlo a Portugal y el más grande los brazos para mandarlos a Galicia. El más pequeño dijo con alivio: por fin nos hemos deshecho de ese maldito oso. Pero no era como él creía, porque cuando se fueron a la cama y apagaron la luz el oso apareció en los brazos del más pequeño con las partes pegadas con celo.

                  

miércoles, 2 de diciembre de 2015

EL CAMBIO (JOSE ÁNGEL)

                               

Érase una vez un niño que se llamaba Juán que era muy malo,robaba,mentía,insultaba...el ultimo día de clase al ver las notas vió que había repetido se entristeció un poco.Pasaba el verano y cada vez odiaba más al mundo pero quiso cambiar y lo primero era irse con los buenos y apartarse de los malos,y así hizo se fue con Noelia,Marcos,Raúl...después al subirse a casa dijo:
-Mamá,papá,lo siento,siento por mi necedad y mis malos caminos.¡¡¡Os quiero!!!
(A coro) Hijo mío nosotros también te queremos¡Ven aquí hombre! se dieron un abrazo que era de película,de cuento no tengo palabras para expresarlo,las lagrimas eran de amor y las risas de salvación.Todo ese rencor que tenía se le fue expulsado poco a poco y fue cambiado por alegría.
Ahora Juán está en una clase estupenda sus amigos son majos y muy bromistas.
Y su padre en el final del verano le hizo un regalo por su cambio radical que había hecho que en vez de dar patadas daba besos y en vez de dar puñetazos daba abrazos,y ese regalo era un gato cuando se dio cuenta se emocionó se fue a por el gato y lo abrazó y esa gata se llama Luna y ahora nunca se separa de Juán.

martes, 1 de diciembre de 2015

EL DÍA QUE PERDÍ LA CABEZA (ABEL)

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Era una noche muy fría del mes de enero, yo estaba en la casa del pueblo con mis abuelos y se fueron a dar un paseo. Me quede con mi hermana, los dos solos y Eros nuestro perro.     
Eros corrió hacia la puerta y solo ladro una vez, se quedo muy quieto mirando a la puerta, si viniera alguien yo me acerque a mirar quien venía,  pero no venia nadie.
De repente oí un ruido y mire a mis espaldas, era mi hermana, que tenía una mirada perdida algo raro le pasaba. ¿Qué te pasa? Le pregunté, pero ella  no respondió, solo me miraba fijamente, como si estuviera poseída por un maldito diablo. Yo no savia que hacer, entonces se me ocurrió una idea, si le daba un buen susto lograría sacarle del cuerpo de mi hermana. ¿Qué sería lo que más asustaría al diablo?  Entonces recordé que en el salón había una gran cruz plateada. Fui corriendo a buscarla, pero me tropecé y caí encima de mi hermana, el golpe fue tan grade que los dos perdimos la cabeza y así y así nos quedamos hasta que llegaron los abuelos y nos la volvieron a poner. Desde entonces somos como Frankenstein
                                  FIN