Érase una vez una pareja
de osos que se llamaban Bob y Rosa. Un día tuvieron un hijo al que
llamaron Simba, era muy amoroso y rechonchito. Cuando nació todos los animales
de la selva fueron a verlo. Creció muy
feliz junto a sus padres, sus tíos y su
prima Rosita. Pero algo inesperado pasó una noche, Simba desapareció. Quería
vivir una aventura por su cuenta, y se fue a una parte de la selva que no
conocía, pensaba volver enseguida, pero se entretuvo demasiado y cuando quiso
regresar a la cueva donde vivía, no encontró el camino de vuelta, entonces
decidió refugiarse detrás de una gran roca y esperar a que amaneciera. Pero
cuando se hizo de día no sabía dónde estaba. Tenía mucho miedo hasta que se
encontró con un conejo que se llamaba
Timón y a un ciervo llamado Kumba, enseguida se hicieron amigos y le
prometieron que le iban a ayudar a regresar a casa.
Mientras tanto Bob y Rosa estaban preocupados porque no
veían a Simba, y su prima Rosita decidió ir a buscarlo. Sin embargo, Simba y
sus amigos estaban tan contentos, iban cantando y riendo mientras intentaban
encontrar el camino, hasta que oyeron una voz que decía Simba… El oso la
reconoció y supo que era su prima. Rosita se puso muy contenta cuando le vio y
le llevó a casa. Sus padres cuando le vieron le dieron un abrazo enorme y agradecieron
a Timón y a Kumba haber cuidado de su pequeñín. Para celebrarlo, les invitaron
a una buena comilona con frutos rojos.
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